Perfil y funciones
El Ludotecario
Aunque no existe la profesión de Ludotecario si es una figura polivalente y a su perfil ayuda que, proviniendo de disciplinas como la pedagogía, la psicología, la recreación, el trabajo social, reciba una preparación específica teórico-práctica que le permita desarrollar capacidades para crear atmósferas creativas y distendidas para poner en marcha las dimensiones afectiva y emotiva de los usuarios de los programas que diseña, facilitar el intercambio de experiencias y ante todo “jugar”. No es suficiente saber hacer jugar, sino que se requiere saber jugar y conocer los distintos tipos de juego de la edad evolutiva.
El papel del Ludotecario es bastante complejo en la medida que no debe concentrarse exclusivamente a animar a jugar sino que debe ser un educador especializado con competencia pedagógica, sicológica y sociológica, lo que señala la importancia que su vinculación a la Ludoteca no sea esporádica sino permanente.
Con tales características será factible que asuma las funciones de:
- Planificador técnico del aprendizaje progresivo -de lo más conocido a lo más desconocido, de lo más fácil a lo más complejo, de lo más cercano a lo más lejano- que tiene en cuenta los conocimientos previos y los intereses de los usuarios de los programas viabilizando una real participación.
- Diseñador técnico de programas que alternan actividades de ritmo lento y rápido, dirigidas, no dirigidas y libres, intelectuales, de movimiento o manipulativas, todas las cuales las adecua a cada contexto específico.
- Planificador operativo, que conoce previamente la actuación y las características de las personas a las que van dirigido los programas.
- Organizador de ambientes lúdico pedagógicos que ofrecen una diversidad de estímulos y plantean una realidad rica en matices, tornando la situación didáctica en algo sugerente.
- Organizador del trabajo de los usuarios mediante diferentes agrupaciones de los mismos -parejas, tríos, pequeño grupo, gran grupo- y con la habilidad para combinarlas de la manera más enriquecedora posible.
- Organizador y líder de una dinámica de autogestión del trabajo lúdico pedagógico en la Ludoteca, donde las responsabilidades y los compromisos son colectivos y compartidos, donde la autonomía y participación infantil predominan sobre la dependencia del adulto.
- Líder del aprendizaje como proceso para lo cual recurre a actividades de motivación, actividades de desarrollo y actividades de evaluación, coherentes entre sí.
- Creador de ambientes de comunicación, de espacios organizados y estructurados, estimulantes e incitadores a la participación.
- Motivador y movilizador a la participación en torno a actividades que si implican emulación desmitifican el error, el “perder” y las frustraciones, valorando el esfuerzo, el intento y la superación de dificultades.
- Generador de normas de funcionamiento claras, no contradictorias, que permiten al grupo una convivencia agradable y un amplio margen de actuación desde el respeto.
- Favorecedor de la expresión de opiniones y críticas desde un espíritu constructivo y positivo.
- Recopilador permanente de datos que incluye de forma posterior en el proceso de la evaluación.
En consecuencia, y siguiendo a Negrine (1997), el profesional involucrado en la ludoteca debe estar preparado no solo para actuar como animador, sino también como observador e investigador de las relaciones y acontecimientos que ocurren en el ámbito de la ludoteca. Para una tarea de esta dimensión social, el individuo necesita de una formación sólida, fundamentada en tres pilares: formación teórica, formación pedagógica y formación personal.
- La formación teórica debe poseer bases en las teorías que trabajan con el desarrollo, el aprendizaje, el juego, la recreación y el juguete.
- La formación pedagógica, debe proporcionar la vivencia al interior del ambiente lúdico, no apenas en el ámbito de la infancia, sino también en diferentes contextos, sea con niños y niñas, adolescentes, adultos o con la tercera edad, complementando de esta forma, la formación teórica, la cual se construye por la vivencia y no apenas por la consciencia.
- La formación personal aparece, según el, como una vertiente totalmente innovadora, pues debe propiciar al educador en formación la vivencia de lo lúdico, o sea, una práctica mas preocupada con la experiencia que con técnica puramente simples.
Ello supone que el Ludotecario profundice en el estudio e investigación sobre programación, evaluación y animación socio cultural lo cual le facilita:
- Dominar a profundidad la psicopedagogía infantil.
- Aprovechar la propia cultura lúdica mediante la investigación metodológica y sistemática sobre el juego y el juguete, con el objetivo de comprender su importancia y aplicación pedagógica y su eventual irrelevancia.
- Participar en pasantías teórica prácticas fortalecedoras de la capacidad de animación y de realización de talleres (pintura, teatro, plastilina, manualidades, etc.)
- Conocer el computador y del Internet para orientar al niño en su uso lúdico-pedagógico.
- Investigar sobre las tradiciones populares y sobre el uso del juguete y los juegos tradicionales.
- Dominar conceptos de desarrollo territorial.
Todos las instituciones y usuarios, comprendiendo la responsabilidad de en manos de quien dejar los niños, deberían reflexionar sobre ese perfil.
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