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Documento:

ESPACIOS Y EQUIPAMIENTOS DE OCIO Y RECREACI�N

Y LAS POL�TICAS PUBLICAS

Autor:

ADEMIR M�LLER. [1]

Origen:

14 ENAREL.
Santa Cruz do Sud, Brasil en Noviembre de 2002

TRADUCCION: Carlos Alberto Rico A. / FUNLIBRE

 

 

 

 

 

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El presente documento es la ponencia en portugu�s que con el t�tulo �Espacios e equipamentos de lazer e recrea��o e as pol�ticas p�blicas� realiz� el Prof. Ademir M�ller en el 14 Encuentro Nacional de Recreaci�n y Lazer � ENAREL, realizado en Santa Cruz do Sud, Brasil en Noviembre de 2002.

Aunque no hay en castellano un t�rmino equivalente al portugu�s LAZER, su sentido engloba a los nuestros de ocio y recreaci�n, que es el que se le da en la traducci�n

RESUMEN

La cuesti�n espacial del ocio y la recreaci�n, dentro de la sociedad contempor�nea, posee una complejidad que se origina en la concentraci�n urbana, se desarrolla y provoca consecuencias en la relaci�n existente entre los diferentes tiempos del hombre urbano - tiempo de trabajo, tiempo liberado de trabajo pero no libre de obligaciones sociales, y tiempo disponible para el ocio. La cuesti�n del espacio influencia sobremanera la actitud que las personas adoptan frente a sus experiencias de ocio y recreaci�n, que por su parte acarrean repercusiones en las pol�ticas p�blicas de ocio y recreaci�n. El principal objetivo de este texto es reflexionar sobre la toma de conciencia de la importancia social del espacio como el eje de las relaciones de convivencia y del papel que debe ser desempe�ado por el poder p�blico como creador, mantenedor y animador sociocultural, de manera sustentable, de esos espacios.

INTRODUCCI�N

A la recreaci�n y los espacios y equipamientos para vivenciarla no se les entiende como algo esencial, no se les presta la atenci�n necesaria y tampoco se les asigna su real importancia en una pol�tica de administraci�n urbana, y, adicionalmente, son de los elementos poco reivindicados por la poblaci�n, al menos organizadamente. Esa constataci�n aparece cuando recorremos algunas ciudades del Valle del R�o Pardo y notamos la escasez, el descuido y lo inadecuado de muchos espacios p�blicos destinados al uso recreativo.

Seg�n Marcellino, citado por Pellegrin (1996, p. 33):

�El ocio y la recreaci�n poseen un car�cter �revolucionario�, pues es en el tiempo de lazer, cuando se obtiene la vivencia de algunas cosas por la voluntad y satisfacci�n de hacerlas, el encuentro con personas, con lo �nuevo� y lo �diferente�, en que se encuentran posibilidades de cuestionamiento de los valores de la estructura social, y de las relaciones entre sociedades y espacio�.

El espacio de recreaci�n tiene pues importancia social al ser un espacio de encuentro y de convivencia. A trav�s de ese convivir, puede acontecer una toma de conciencia, o el incitar a la persona a descubrir que los espacios urbanos -equipados, conservados y, principalmente, animados para el ocio y la recreaci�n- son indispensables para una vida mejor para todos y se constituyen en un derecho de los brasileros.

Seg�n Bramante (1995, p. 14):

�la pasividad de la poblaci�n que no reivindica (y que tantas veces no est� preparada para reivindicar) del gobierno acciones consistentes para el sector, redundan en fr�giles pol�ticas de ocio y recreaci�n, tanto en el nivel federal, como en el estadual y municipal�.

La pasividad, acarreada por la aplicaci�n de pol�ticas paternalistas en el �rea del ocio y la recreaci�n, genera en las personas la tendencia a esperar que le solucionen los problemas. La forma de gobernar a trav�s de los despachos no desarrolla una metodolog�a de acci�n comunitaria, no asume el compromiso de educar para y por el ocio y la recreaci�n, y lleva a no preparar a la poblaci�n para que ejerza su ciudadan�a.

El an�lisis sobre el aspecto espacial del ocio y la recreaci�n, su problem�tica con relaci�n al tiempo, la actitud y el espacio dentro de la sociedad contempor�nea, y el origen, desarrollo y consecuencia de ese situaci�n, tienen repercusiones en las pol�ticas p�blicas. Y esto es lo que pasaremos a abordar en este texto.

LA TOMA DE CONCIENCIA DE LA IMPORTANCIA DE LOS ESPACIOS DE OCIO Y RECREACION

La opci�n del poder p�blico deber�a ser la de privilegiar servicios para la mayor�a de la poblaci�n, ampliando su base de conocimiento de los contenidos culturales del ocio y la recreaci�n, pero sin descuidar el apoyo al desarrollo de experiencias de ocio y recreaci�n en diferentes niveles.

Adem�s de los espacios p�blicos para el ocio y la recreaci�n, se debe considerar que la casa es, o puede ser, el principal equipamiento de ocio y recreaci�n de las personas, ya que es en ella en donde se pasa la mayor�a del tiempo liberado del trabajo. En cuanto al ocio y la recreaci�n fuera de casa podemos verificar a trav�s de la investigaci�n �Significado Pol�tico de Espacio: implicaciones para el lazer en condominios, un estudio de caso� hecha por Pellegrin (1995), las siguientes conclusiones a las que llega: a) La valorizaci�n de la calle en cuanto espacio de ocio y recreaci�n es un tema para el poder p�blico. En las ciudades grandes, que tienen pocos espacios p�blicos vac�os, muchas veces falta seguridad en los equipamientos p�blicos de ocio y recreaci�n, y el transporte hasta ellos es limitado; b) Cabe a las Alcald�as, secretarias y �rganos p�blicos de la administraci�n en general, buscar soluciones para que se den las transformaciones y adaptaciones necesarias en el espacio de ocio y recreaci�n, de forma que la poblaci�n sea involucrada en ese proceso. Debe tomar nota de la apropiaci�n que los ciudadanos establecen con el espacio urbano, como espacio de ocio y recreaci�n; c) Es necesario trabajar con estrategias de acci�n que privilegien la participaci�n de la poblaci�n (Pellegrin, 1996).

Seg�n Santini (1993), la sociedad actual precisa observar y analizar la problem�tica espacial del ocio y la recreaci�n. El hombre se est� limitando a un espacio m�nimo para su supervivencia y ello puede afectar su calidad de vida. Con el aumento de la poblaci�n y una concentraci�n urbana exagerada, las �reas verdes y los espacios de ocio y recreaci�n son cada vez mas escasos. De all� la necesidad de una legislaci�n que proteja al medio ambiente y reserve �reas generosas en el medio urbano, para que puedan ser planeadas las infraestructuras adecuadas para el ocio y la recreaci�n y los deportes.

El aumento considerable de la poblaci�n en el medio urbano ocasion� la disminuci�n del espacio disponible para la realizaci�n del ocio y la recreaci�n. Las �reas residenciales sufren una disminuci�n razonable de sus �territorios�, derivando en la restricci�n de los espacios para ocio y la recreaci�n. Hoy las familias tampoco disponen de las calles de la ciudad para aprovecharlas como espacio de ocio y recreaci�n, pues estas ofrecen peligro y violencia. Con esa constataci�n, hubo una variaci�n en los h�bitos de ocio y recreaci�n y en las formas de relaci�n social. A partir de esto, se precis� desarrollar y valorizar el ocio y la recreaci�n individual, restringida y limitada a cuatro paredes (Neto, 1993).

En el a�o de 1920 apenas el 10,7% de la poblaci�n resid�a en las ciudades. Entretanto, en 1991, el censo demogr�fico acusaba un porcentual de 77,1% de los brasileros residiendo y trabajando en las metr�polis (Pina, 1996).

Conforme a Pina (1996), con ese aumento exacerbado de la poblaci�n en el medio urbano, el territorio pasa a ser solicitado por un n�mero creciente de habitantes y es necesario que existan m�s �reas y sistemas operacionales de circulaci�n, comunicaci�n, energ�a, servicios y otros. Con estos aspectos no solucionados, quedan reducidos gradualmente tanto el espacio urbano como la calidad de vida de sus habitantes.

Santini (1993, p. 34) afirma que �para la supervivencia del hombre se hacen necesarios algunos elementos b�sicos, tales como agua, alimentaci�n y el aire. Muchas veces, sin embargo, nos olvidamos de un elemento sin el cual el hombre no es capaz de vivir: el espacio�. El espacio puede ser considerado como un sentimiento complejo. Es una exigencia para la supervivencia de cualquier ser y es, espec�ficamente para el hombre, fundamental para su bienestar psicol�gico, adem�s de ser una necesidad social.

El ocio y la recreaci�n como uno de los principales puntos para la calidad de vida, han pasado por transformaciones en la relaci�n ciudadano y espacio urbano. Como los espacios libres dentro de las ciudades son cada vez menores, dado que las exigencias de espacio para fines econ�micos y servicios aumentan significativamente, es inviable la libre utilizaci�n de estos espacios por la poblaci�n, pues son ambientes controlados por terceros, no teniendo el ciudadano, autonom�a para disfrutar del espacio conforme su voluntad. Observando en especial la edad infantil, se nota que el contexto urbano no tiene mucho espacio a ofrecer para que los ni�os jueguen y se diviertan. (Pina, 1996).

Seg�n Santini (1993), el hombre transforma el espacio natural, que se torna una apreciaci�n cultural, pudiendo ser organizado de diversas maneras conforme a la complejidad y sofisticaci�n tecnol�gica del grupo que en �l se instala. Los principios b�sicos para la organizaci�n espacial siguen factores como la postura y la estructura del cuerpo humano. A partir de la experiencia de su cuerpo, el ser humano organiza su espacio, observando sus exigencias biopsicosociales. Ese espacio organizado y animado es el medio ambiente, el cual est� constituido de un medio f�sico, est�tico y psicol�gico.

As�, conforme a Santini (1993), en este contexto se observan relaciones humanas que se originan de situaciones determinadas:

Territorialidad � es la forma de defensa del territorio: el hombre invent� varias maneras de defender lo que considera es suyo, como por ejemplo, la propia tierra o su residencia, que est� protegida legalmente por las autoridades, existiendo as� una gran diferencia entre propiedad particular (un individuo) y propiedad p�blica (grupo);

Distancia cr�tica � es un espacio a nuestro rededor que cuando es invadido nos incomoda: seria un espacio estrecho separando la distancia de fuga de la de ataque. Se compara con el momento en que una persona desconocida le pide una informaci�n pero se aproxima mucho a su rostro. La reacci�n autom�tica es apartarse. Esto seria la invasi�n de la distancia cr�tica, que depender� de la cultura, de la situaci�n y de la persona;

Espacio cr�tico � todos los animales tienen una exigencia m�nima de espacio, sin el cual la supervivencia es imposible. El ser humano solo consigue vivir en multitud si tiene un determinado desapego de ella. Solamente es posible una vida normal si ocurren contactos con un n�mero limitado de personas. El ser humano puede percibir la situaci�n de multitud a trav�s de la temperatura. Las personas poseen un campo t�rmico, as� en el momento en que existe una multitud, esa temperatura aumenta por causa de la intersecci�n con la de los dem�s individuos. De ah� que sea casi imposible el control social de una multitud agitada, la que precisa de mayor espacio que una multitud fr�a;

Alcantarillado comportamental � una teor�a simplista para resolver el problema seria eliminar algunos individuos, mas como eso es imposible se precisa tener una jerarqu�a social y una organizaci�n. El ser humano necesita permanecer solo por algunos instantes, no consiguiendo sobrevivir en total desorden en una aglomeraci�n, pues el desorden perjudica funciones sociales del hombre llevando a la desorganizaci�n. La territorialidad pasa a ser irrespetada en el caso que no sea mantenida a la fuerza. Todos los s�ntomas, en ese caso, colaborar�an para que ocurriera un colapso de la poblaci�n o hasta la misma muerte en masa.

Santini (1993, p.39) se�ala que el problema est� en el aumento considerable de la poblaci�n en las grandes ciudades, que imposibilita la privacidad de las familias. Este factor es agravado por la especulaci�n inmobiliaria que disminuye las residencias y transforma los centros de las urbes en centros comerciales con precios e impuestos alt�simos. Ese alto precio puede ser compensado por su uso intensivo. A partir de esto �la ciudad puede ser clasificada como un medio t�cnico, pues es el ejemplo m�s contundente que se puede dar en el sentido de alteraci�n del medio ambiente�.

Cuando la ciudad no es planeada, se torna una colcha de retazos de diferentes �pocas, observ�ndose la existencia de jerarqu�as conforme el per�odo y, con el crecimiento tecnol�gico y econ�mico, llevar� a la aglomeraci�n heterog�nea como tambi�n a una posible promiscuidad (ibidem).

El hombre precis� dedicar buena parte de su tiempo social para el trabajo, que ocupa parte central en la vida diaria, siendo las 24 horas divididas para realizar actividades espec�ficas: un per�odo de estos es dedicado a actividades discrecionales, siendo el tiempo dedicado a ocio y recreaci�n un hecho originario de nuestra �poca (ibidem). Con el exceso de carga horaria, el trabajador luch� por mejores condiciones, lo cual deriv� en la disminuci�n de esa carga y el descanso remunerado. Surgi�, como consecuencia de esos eventos, una nueva figura social, el hombre-pos-trabajo, y el fen�meno del tiempo libre. La actividad laboral en la industria se torna fragmentada y alienante, precisando el hombre de tiempo libre para encontrar un sentimiento de bien-estar y satisfacci�n �ntima, que igualmente le provea de la posibilidad de escoger la actividad a realizar. Surgen entonces tres elementos esenciales en el ocio y la recreaci�n: el tiempo libre, la actitud con que es encarada la actividad discrecional y el espacio de ocio y recreaci�n (ibidem).

Con el crecimiento desordenado y desequilibrado de las ciudades, el aspecto m�s vulnerable, entre otros, fue el de los espacios para el ocio y la recreaci�n. El espacio urbano se transform� en un espacio para construcci�n, torn�ndose el paisaje urbano en algo creado por el ser humano para habitar. Las �reas libres que hab�a ceden su lugar a avenidas, predios e industrias, quedando poqu�simo espacio para el ocio y la recreaci�n. A partir de eso, adultos y principalmente ni�os quedar�n perjudicados: reducidos al cuarto de juegos, la televisi�n, y paseos apenas el fin de semana. Surge, en ese momento, el inter�s de pasear en el campo o la playa, donde existen espacios para actividades que exigen esfuerzo f�sico en ambientes mas espaciosos, libres, abiertos (ibidem).

Seg�n Santini (1993, p. 43):

�El citadino de la gran urbe necesita de �reas pr�ximas a su morada, para que en ellas practique actividades de ocio y recreaci�n y evite, principalmente, los desplazamientos � factor de gran importancia en nuestros d�as por el consumo de tiempo requerido por esta actividad�.

En las ciudades grandes ocurri� la verticalizaci�n, mas en los espacios liberados fueron realizadas nuevas construcciones y no �reas de ocio y recreaci�n. Existen �reas recreativas en los edificios, mas no son las ideales. El campo de juego (play-ground), los �rboles y el piso impermeable solo reproducen un ambiente artificial. Sin embrago, en la vida urbana existe una b�squeda inacabada por �reas abiertas (parques, plazas) y por eso �stas se tornan lugares centralizadores de multitudes (ibidem).

Dieckert (1983) presenta un modelo de infraestructura de Ocio y Recreaci�n y de Deporte para Todos en un barrio o en una cuadra, teniendo como objetivo proporcionar un parque en la esquina, algo pr�ximo de los moradores. Ese modelo de parque comprende como m�nimo la dimensi�n de un manzana y no ultrapasa un barrio.

Hoy un ni�o peque�o puede disponer de actividades de ocio y recreaci�n apenas en su propia casa o apartamento. �ltimamente para los ni�os de cinco a doce a�os, la distancia que es viable recorrer de la casa de habitaci�n al parque ser�a de 150 a 200 metros, dentro de la manzana. Para adolescentes de doce a dieciocho a�os, la posibilidad de ocio, recreaci�n y deporte para todos seria en el barrio, con distancia de 300 a 400 metros. Cuando se trata de una franja et�rea mayor, la posibilidad para ocio, recreaci�n, cultura en la ciudad o parte de la ciudad, puede ser en el centro o hasta en la periferia, sin que necesariamente sea pr�ximo a las residencias de las personas. �Tales criterios deben ser respetados, cuando se trata de ciudades en fase de urbanizaci�n y saneamiento. Trat�ndose de ciudades desarrolladas, deber� ser hecho conforme a la disponibilidad de terreno� (Dieckert, 1983, p.23).

Analizando el factor ambiente, Neto (1993) apunta que las �reas de preservaci�n ambiental tienen un aumento significativo, ofreciendo lugares apropiados para el desarrollo del ocio y la recreaci�n. Debe, por tanto, d�rsele la debida importancia a la preservaci�n y cuidado para que estas �reas no sean destruidas por la mala utilizaci�n que la poblaci�n puede hacer de ellas. Para que la forma de disfrutar de la naturaleza no sea errada, es preciso establecer normas y criterios de utilizaci�n, observando que cada �rea posee sus propias caracter�sticas.

Bauzer, citado por Neto (1993, p.74), hace un comentario importante sobre la influencia de diferentes ambientes para el ser humano, afirmando que:

�ambientes f�sicos naturales o construidos provocan respuestas humanas diferentes, siempre complejas, involucrando actitudes, sentimientos, expectativas, valores, deseos, intenciones, recuerdos. El hombre no reacciona al ambiente f�sico �all� fuera�, sino al �mundo internalizado� que es, en rigor, diferente de persona a persona. Incluso las respuestas de una misma persona, frente a ambientes semejantes, var�an en diferentes ocasiones�.

Estos son algunos puntos importantes, que de ser tomados en serio, podr�an influenciar sobre las personas en la preocupaci�n sobre la importancia que el espacio de ocio y recreaci�n representa para su calidad de vida. Es ah� que entra el poder p�blico como el gran regulador.

EL PAPEL DEL PODER P�BLICO

Bramante (1993, p.164) se�ala que el ocio y la recreaci�n en nuestro pa�s est�n afectados por la preservaci�n del medio natural y tambi�n por los criterios que definen el espacio construido, existiendo tal reivindicaci�n por un mayor espacio de �rea verde. �La discrepancia, inicialmente cuantitativa, ya se hace sentir con la preocupaci�n del Poder P�blico en elevar el n�mero de metros cuadrados por habitante, por lo menos en los niveles recomendados por la ONU, que es de 12 metros cuadrados por habitante�. La calidad del espacio urbano es un factor bastante importante que est� despertando inter�s en distintos sectores de la sociedad. Ello propiciar� un impacto en la calidad de la experiencia de ocio y recreaci�n. Lo que la poblaci�n requiere es un ambiente natural sin poluci�n y contaminaci�n, y un ambiente artificial construido armoniosamente.

A partir del abordaje de Bramante (1993), existe un punto crucial de responsabilidad del Poder P�blico que seria la implantaci�n de recursos urbanos de recreaci�n y ocio y la calidad de los servicios b�sicos. Un punto importante en la elaboraci�n de otros espacios de recreaci�n est� exactamente en el cumplimento de la legislaci�n que define la asignaci�n de espacios institucionales en nuevas urbanizaciones. Mas el �rea destinada por el urbanizador para el ocio y la recreaci�n es inapropiada (pendiente, hoyos), colocando en riesgo la implantaci�n de un equipamiento en esa �rea que, de acuerdo con la legislaci�n municipal, debe ser previamente analizada y aprobada.

En cuanto a la implantaci�n de recursos y equipamientos de ocio y recreaci�n, un punto b�sico que las administraciones poco tienen en cuenta es el de investigar, conjuntamente con la comunidad, cuales son sus intereses y necesidades. Quien desea algo, participa en la toma de decisiones, acompa�a el desarrollo de la obra y por �ltimo disfruta de aquello que ayudo a decidir; tiene m�s posibilidades de comprometerse con su cuidado y con su uso en experiencias significativas para si y, por tanto, cualificadas.

El gobierno, tanto municipal como estadual o federal, precisa observar el hecho que la construcci�n de una instalaci�n de ocio y recreaci�n representa solamente el 15% del costo total exigido para su posterior mantenimiento. De all� que sea necesario prever un valor anual de, en promedio, el 10% del valor de la construcci�n para fines de mantenerla y de promover animaci�n. Es de fundamental importancia observar en la instalaci�n de equipamientos de recreaci�n la eliminaci�n de las barreras arquitect�nicas, pues estas imposibilitan a las personas adultas mayores o portadoras de deficiencias de disfrutar de esas �reas. �En la administraci�n del espacio urbano, en la medida en que la poblaci�n busca nuevas experiencias de ocio y recreaci�n, un gran impasse estar� en establecer un equilibrio inteligente entre su uso y su preservaci�n� (Bramante,1993, p.165).

Referente a los equipamientos, Santini (1993) afirma que el hombre siente necesidades durante su vida, y busca, a su rededor, satisfacer esas necesidades constantes. Cuando estas son satisfechas, se vale de este nuevo comportamiento para enfrentar otras situaciones que podr�an ocurrir en el futuro, de lo contrario, permanece en su b�squeda. Esas necesidades pueden ser clasificadas en f�sicas, psicol�gicas y sociales, siendo motivadas por factores externos o por el propio organismo. La satisfacci�n ocurre a partir de alg�n objeto del medio ambiente.

Seg�n Santini (1993. p. 45):

�Este constante aprendizaje, a trav�s del cual el hombre adquiere familiaridad con los ambientes que frecuenta, hace que desarrolle sus capacidades de orientaci�n e identificaci�n. En su nivel mas elevado, esas capacidades ir�n a significar su total interacci�n con el mundo f�sico�.

Se entiende, a partir de este abordaje, que el hombre se siente como parte integrante del espacio, del ambiente en que vive, consiguiendo orientarse, atribuy�ndole significados importantes. Todo ser humano desea esa interacci�n, as� sea inconscientemente. Cuando percibe sus sentidos de orientaci�n e identificaci�n debilitados, o cuando las necesidades se tornan presentes, el hombre, procura explorar lo que est� cerca, buscando la satisfacci�n para restablecer su imagen ambiental. A partir de esto, el concretiza su espacio existencial, utilizando la creaci�n o la modificaci�n del espacio f�sico (Santini,1973).

Los planificadores de los espacios procuran organizar, a partir de un principio de orden, c�digos que posibiliten a la poblaci�n utilizar el espacio y equipamientos, posibilitando la formaci�n de nuevos h�bitos urbanos, desarrollando posibilidades de selecci�n (ibidem).

Uno de los aspectos que debe ser tenido en cuenta antes de elaborar un proyecto para una instalaci�n f�sica para ocio y recreaci�n es la realizaci�n de una investigaci�n diagn�stica de necesidades junto con los futuros usuarios, que considere lo que las personas desean y no pueden, que establezca las prioridades, observando lo que fue m�s destacado por la mayor�a. Por ello, el proyecto adem�s de tener en consideraci�n los intereses de la mayor�a de la comunidad, y de los grupos marginados (deficientes, ni�os, etc) debe ser elaborado por un equipo multidisciplinar (ingeniero, arquitecto, profesional de la educaci�n f�sica, soci�logo, representante de la comunidad etc.) y tener en cuenta que este espacio satisfaga a todos los contenidos culturales del ocio y recreaci�n. El entendimiento que se hace de los contenidos culturales se basa en Dumazedier (1980) y Camargo (1986) para los cuales los contenidos culturales del ocio y recreaci�n son: social, tur�stico, art�stico, f�sico-deportivo, intelectual y manual representados seg�n M�ller (2002) en esta sigla (STAFIM)[2][2], y no aquel reducido solamente a un contenido: el f�sico-deportivo.

As�, conforme a Santini (1993, p.46):

�el espacio precisa ser organizado observando los aspectos f�sicos y mec�nicos del movimiento propuesto, debiendo ser ordenado y animado a partir de los aspectos psicol�gicos de este mismo movimiento. En el momento de implantar el ambiente urbano, se deben observar cuatro factores: tiempo, espacio, significados y comunicaci�n. Tiempo y espacio que las personas necesitan para vivir; significados en el momento que son bien manipulados auxilia al hombre a percibir lo que hacer en el ambiente; comunicaci�n se establece en el espacio, momento entre personas o persona y objeto�.

Para abordar los equipamientos, se nota que surgen dos formas de an�lisis: 1�) Equipamiento y espacio se confunden, siendo, a veces, interpretados como sin�nimos; 2�) Equipamiento y espacio se diferencian, pues el espacio es considerado soporte para los equipamientos y mobiliarios, por tanto los equipamientos son objetos que organizan el espacio para un tipo de actividad.

Siendo as�, existen dos conceptos operacionales al respecto de los equipamientos de ocio y recreaci�n: una ser�a el conjunto de instalaciones que sirven de apoyo a las actividades, y el otro concepto ser�an las instalaciones espec�ficas (cuadra, plaza, pista), observando el uso dado a ellas (ibidem).

Al ser proyectado un espacio con equipamientos para el ocio y la recreaci�n, necesariamente se deben tener en cuenta los contenidos o intereses en la materia, para que se contemple el mayor n�mero de opciones posibles, para que los usuarios vivencien experiencias significativas, de calidad y diversificadas. Ello permitir� que el espacio creado pueda ser un espacio pedag�gico que ofrezca la oportunidad para que las personas sean educadas para y por el ocio y la recreaci�n.

Seguidamente se presenta tablas con los equipamientos, instalaciones y tipolog�as de ocio y recreaci�n extra�das de Santini (1993, p. 49 � 53):

TABLA 1 - Equipamientos de ocio y recreaci�n

 

Equipamientos de ocio y recreaci�n

Para paseo, relajaci�n, juegos, actividades al aire libre

Para deportes

Para espect�culos, encuentros, vida social

CORONIO, G., & MURET, J. P. Loisirs � Guide pratique des �quipements, Centre de Recherche D�Urbanisme, Paris, 1976.

 

TABLA 2 - Equipamientos e instalaciones de ocio y recreaci�n

EQUIPAMENTOS E INSTALACIONES DE OCIO Y RECREACI�N

Clasificaci�n

Tipolog�a

Instalaciones

 

 

Finalidad

Equipamiento no-espec�fico

Residencias, bar y caf�, calles, escuelas

 

Equipamiento espec�fico

Comerciales (cinemas, academias)

No-comerciales (parques, zool�gicos)

 

 

 

Funci�n

Culturales

Cinemas, teatros, centros culturales

Sociales y Asociativas

Clubes, bares

Deportivas

Clubes, cuadras deportivas

De expresi�n f�sica y atl�tica

Academias de danza, yoga

Recreativa

Jardines, plazas, centros infantiles

De turismo

Colonia de ferias, hoteles

 

Por criterio de composici�n e uso

Microcentros espec�ficos

Plazas, academias

Centros medios polivalentes

Parques, SESC, Pomp�ia

Macrocentros polivalentes

Centros campestres, clubes de campo

Centros de turismo

Colonia de ferias, hoteles

Nota: Estudio elaborado por Wilson Luis Pina e complementado por la Prof� Rita C. Giraldi Santini.

 

TABLA 3 - Tipolog�a de los equipamientos de ocio y recreaci�n

TIPOLOGIA DE LOS EQUIPAMENTOS DE LAZER

Tipo � Funci�n

Tiempo

Tama�o

Local

Uso

Equipamientos espec�ficos

Diario

Micro

Centros infantiles, cine-club, club de fotograf�a, talleres de artesan�a, instituciones de yoga

Actividades de ocio y recreaci�n de car�cter: f�sico, manual, art�stico, intelectual e social

 

 

Medio

Cinema, teatro, piscina, cuadras de deporte, salas para cursos, �reas de creatividad

Fin de semana

Macrourbano

Clubes, parques, jardines, zool�gicos

Actividades de ocio y recreaci�n al aire libre

Macroperif�rico

Playas, campos, clubes de campo

Vacaciones

Macro

Colonia de vacaciones, camping, hoteles

Actividades de ocio y recreaci�n de car�cter m�ltiple

Nota: Elaborado por la Prof� Rita C. Giraldi Santini, basado en �Sugest�es para una pol�tica de localizaci�n de los equipamentos� � Renato Requixa.

 

TABLA 4 - Tipolog�a de los equipamientos de ocio y recreaci�n II

TIPOLOGIA DE LOS EQUIPAMENTOS DE LAZER

Tipo � Funci�n

Funci�n b�sica

Local

Uso p/ Lazer � Actividades de car�cter:

Equipamientos no espec�ficos

Espacios de trabajo

 

Social, cultural, deportivo

Espacios de educaci�n formal

Escuelas de 1�,2� e 3� grado

Social, cultural, deportivo

Espacios religiosos

Iglesias

Social, cultural, recreativo

Espacios c�vicos

Cuarteles, palacios gubernamentales, edificios p�blicos

Deportivo, cultural

Espacios varios

Plazas, calles, aceras

Social, cultural, deportivo

Espacios dom�sticos

Residencias

Social, cultural, hobbies

Espacios gastron�micos

Bares, restaurantes

Social

Nota: Elaborado por la Prof� Rita C. Giraldi Santini, basado en �Sugest�es para una pol�tica de localizaci�n de los equipamentos� � Renato Requixa.

 

Al elaborar pol�ticas p�blicas para un municipio, la autoridad encargada precisar�a poseer un mapeo de todos los espacios f�sicos p�blicos y no p�blicos (empresas, escuelas, clubes etc.) e, inclusive, a trav�s de investigaci�n, verificar: Cu�l de los seis contenidos culturales de ocio y recreaci�n (SATFIM) es el priorizado por el pueblo? Cuales los contenidos que son poco desarrollados? Cuales los espacios f�sicos que a�n el municipio no posee para atender a lo solicitado? Cuales los espacios intensamente ocupados? Cuales los espacios ociosos? Por que est�n ociosos? Es preciso saber si el pueblo tiene acceso f�cil y barato a los espacios de ocio y recreaci�n (distancia). C�mo ocupa la poblaci�n su tiempo libre? En casa, fuera de la casa, en la inmediaciones, en el club, en el parque municipal o en viajes?

Las autoridades y la poblaci�n deben darse cuenta de que, si tenemos m�s tiempo libre en la actualidad en relaci�n al pasado, ese tiempo debe corresponder, tambi�n, a un espacio disponible. Todos estos datos conocidos ir�n a dar mayor posibilidad de establecer un rumbo mas adecuado al encaminamiento para un planeamiento de una pol�tica p�blica que deber� trazar sus principios, prioridades y estrategias, y que culminar� en la elaboraci�n de un plan municipal de ocio y recreaci�n y este en la realizaci�n de programas. Uno de esos podr� ser el programa de infraestructura de ocio y recreaci�n (espacios, instalaciones y equipamientos), y lo que es mas importante para estos espacios es que ir� a originarse la animaci�n cultural, pues sin ella el espacio esta muerto y sin significado.

El ocio y recreaci�n como elementos de desarrollo de las personas y de la sociedad precisan tener como filosof�a la promoci�n sustentable de los espacios y de su uso: as� el factor ambiente debe ser una preocupaci�n permanente de cualquier pol�tica p�blica y se�ala desde luego para que el ocio y la deben ser vistos como actividad interdisciplinar, pues se necesita articular con muchas otras disciplinas para concretizarse plenamente.

FACTOR AMBIENTE Y OCIO Y RECREACION

El ser humano, en creciente b�squeda de sus ideales, utiliza de formas s�lidas firmes para acopiar las energ�as y las materias existentes en el planeta, intentando realizar sus deseos y necesidades (ambiciones). Esta b�squeda exacerbada resulta en un desequilibrio de las complejas cadenas de vida que han estado en construcci�n durante varios a�os. Con el r�pido desarrollo de la sociedad, este desequilibrio va aumentando, y la tierra se torna un lugar amenazado de muerte y no m�s de origen y creaci�n de vida. Para rebatir esa posici�n, en la d�cada de 70 la sociedad inici� un movimiento ecol�gico o ambiental que se preocupaba por el medio ambiente, siendo un nuevo paradigma a influenciar el comportamiento humano (Franco, 1997).

En los �ltimos a�os, el ocio y recreaci�n surgieron como sector fundamental para la econom�a y la calidad de vida de la sociedad. El turismo procura por espacios que puedan ofrecer atractivos de los m�s variados tipos para las personas, moviliza enormes sumas de recursos y un gran n�mero de individuos. Siendo as�, los recursos ambientales interact�an con el ocio y la recreaci�n, la cultura y la salud de la poblaci�n, pues es la base f�sica donde se forman las din�micas econ�micas y culturales. Es importante perseguir un desarrollo que observe y realice el mantenimiento de las condiciones ambientales, para que la finalidad de vida de las generaciones sea preservada e incrementada como un derecho fundamental de todos (ibidem).

Para Cavalcanti (1997), el creciente inter�s en realizar turismo junto a la naturaleza devela el �stress� urbano. Esa actividad apunta a la recuperaci�n psicosom�tica y la mejor�a de la calidad de vida. El ocio y la recreaci�n y las actividades tur�sticas junto a la naturaleza exigen un compromiso con su preservaci�n, basado en los principios de la responsabilidad social. Si las actividades realizadas procuran satisfacer el deseo que el ser humano posee de estar en contacto con la naturaleza, descubriendo el potencial tur�stico de las �reas en que presencia bellezas naturales, la preservaci�n y el desarrollo evitan el impacto negativo sobre la ecolog�a, la cultura y la est�tica. De ah� que sea fundamental el planeamiento y la organizaci�n de esos espacios, de los equipamientos presentes y de las actividades realizadas para evitar estos impactos negativos sobre las �reas visitadas y para mantener el atractivo de los recursos naturales.

CONSIDERACIONES FINALES

Cabe a los municipios, en sus pol�ticas p�blicas, promover la creaci�n de espacios a ser puestos a disponibilidad de la comunidad, tales como parques y �reas verdes, pero preservados y administrados de manera sustentable. Le cabe tambi�n, estimular la iniciativa privada para la creaci�n de parques rurales que ofrezcan ocio y recreaci�n para la poblaci�n del medio urbano, tan necesitada de interactuar con el medio ambiente natural.

Es importante el servicio de concientizaci�n de la poblaci�n en cuanto a la preservaci�n ambiental y detenerse en la educaci�n para y por el ocio y la recreaci�n. Todos podr�n disfrutar de los beneficios del ocio, la recreaci�n y del medio ambiente, siendo preservado y cuidado. Por tanto, promover para los ni�os, j�venes y adultos experiencias educativas l�dicas junto a la naturaleza es obligaci�n del poder p�blico que est� comprometido con la calidad de vida de la poblaci�n. Y eso debe ser explicitado a trav�s de planes, de programas y de eventos. Ese compromiso, sin embargo, no ha sido encontrado en los �rganos de turismo, deporte e cultura de cinco municipios del Valle del Ri� Pardo investigados por Muller (2001).

Para concluir, repetimos que el ocio y la recreaci�n son un factor fundamental en la calidad de vida de las personas y es un compromiso de los gestores p�blicos encargados de conducir el proceso de formulaci�n de pol�ticas que vayan al encuentro de las aspiraciones de la poblaci�n.

REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

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[1] Doutorando em Educa��o F�sica, na Universidade Gama Filho, UGF � RJ, orientador vinculado Prof. Dr Lamartine Pereira da Costa. Mestre em Desenvolvimento Regional pela Universidade de Santa Cruz do Sul, UNISC � RS. Professor do Departamento de Educa��o F�sica e Sa�de da UNISC. E-mail:

 

[2] Para facilitar, toda vez que nos referirmos a los conte�dos culturales del lazer emprearemos la sigla STAFIM que representa a primera letra de cada uno de los seis contenidos arriba mencionados.