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Documento:

REFLEXIONES SOBRE LA FACILITACION
DEL APRENDIZAJE EXPERIENCIAL

Autor:

XIMENA COMBARIZA ECHEVERRI.

Origen:

III Encuentro Nacional de Educadores Experienciales.
Septiembre 1 al 4 de 2005. Manizales, Caldas, Colombia
FUNLIBRE Eje Cafetero.

 

 

 

 

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Uso apropiado
del Documento

 

Ponencias del Encuentro

 

 

Ponencia

 

 

 

Ximena Combariza Echeverri 6

 

 

Introducci�n

Este documento ha sido elaborado para presentarlo en el III Encuentro Nacional de Educadores Experienciales, en Manizales, Colombia, del 1�. al 4 de Septiembre de 2005, y se basa en el art�culo preparado como complemento del Taller de �Formaci�n B�sica de Facilitadores en Aprendizaje Experiencial al Aire Libre�, que facilit� en el II Encuentro Latinoamericano de Facilitadores, realizado en Cochabamba, Bolivia, en Noviembre de 2000.

El prop�sito de este taller, y del presente escrito, es compartir algunas reflexiones sobre aspectos de vital importancia en el aprendizaje experiencial, reflexiones hechas a partir de mis propias vivencias y aprendizajes a lo largo de m�s de 10 a�os de desempe�o como facilitadora, as� como con base en los aportes de numerosos compa�eros y/o colegas, de muchos participantes en diversos talleres y de algunos reconocidos autores en el campo de las ciencias sociales. Es mi deseo que estas reflexiones contribuyan de alguna manera a que quienes trabajamos con el aprendizaje experiencial hagamos un mejor uso de esta maravillosa metodolog�a y logremos, entonces, no s�lo servir m�s efectivamente a nuestros �clientes�, sino tambi�n aportar con nuestro trabajo a la soluci�n de la compleja problem�tica social que atraviesan Colombia y algunos otros pa�ses latinoamericanos.

1. Los M�todos Activos de Aprendizaje

Son un amplio conjunto de metodolog�as en las que quien aprende juega un papel activo, no de simple receptor; act�a, usa su potencial, busca, saca de s� mismo/a, en otras palabras �aprende haciendo�. Pueden utilizarse estas metodolog�as para lograr diversos objetivos, desde el facilitar la informaci�n y/o comprensi�n de conceptos, el logro de un mejor autoconocimiento o conocimiento de otros, hasta el desarrollo de habilidades, la consolidaci�n de equipos de trabajo, y el uso de herramientas y m�todos para el manejo de problemas espec�ficos, entre otros.

Algunas de las principales ventajas de estos m�todos son:

-          Constituyen un ambiente paralelo al ambiente laboral/social real, en el cual no se generan las resistencias �normales� en estos ambientes.

-          Facilitan la obtenci�n de resultados en un tiempo m�s breve y una mayor estabilidad de estos en el tiempo.

-          Favorecen el aprendizaje en personas con diferentes estilos para aprender.

-          Permiten trabajar temas profundos con personas con las que no ha habido mayor contacto previo.

-          Ofrecen un espacio apropiado para la experimentaci�n de nuevas ideas y enfoques, conducentes a la soluci�n de diversos problemas.

-          Estimulan el desarrollo del pensamiento cr�tico y del pensamiento creativo; permiten el aprendizaje de nueva informaci�n a trav�s del compromiso y la participaci�n, m�s que a trav�s de la memorizaci�n.

Alej�ndonos de las clasificaciones formales, t�cnicas y estrictas, dentro de los m�todos activos de aprendizaje podr�amos incluir, entre otros: el m�todo socr�tico de las preguntas; algunas formas de aprendizaje por ensayo y error; los mapas conceptuales; el m�todo de proyecto; el m�todo de casos; el aprendizaje colaborativo; y el aprendizaje vivencial o experiencial en sus diversas formas.��

 

2. Qu� es el Aprendizaje Experiencial

 

Para John Dewey, �toda aut�ntica educaci�n se efect�a mediante la experiencia�. �l consideraba que el aprendizaje experiencial es activo y genera cambios en la persona y en su entorno y no s�lo va �al interior del cuerpo y del alma� del que aprende, sino que utiliza y transforma los ambientes f�sicos y sociales.

Seg�n Mar�a Bego�a Rodas, �el aprendizaje experiencial, m�s que una herramienta, es una filosof�a de educaci�n para adultos, que parte del principio que las personas aprenden mejor cuando entran en contacto directo con sus propias experiencias y vivencias, es un aprendizaje �haciendo�, que reflexiona sobre el mismo �hacer� .

Por su parte, el Instituto Tecnol�gico de Monterrey plantea que el aprendizaje experiencial influye en el estudiante o aprendiz de dos maneras: mejora su estructura cognitiva y modifica a la vez las actitudes, valores, percepciones y patrones de conducta. El aprendizaje no es el desarrollo aislado de la facultad cognoscitiva, sino el cambio de todo el sistema cognitivo-afectivo-social, que es justamente el que se hace posible mediante el aprendizaje experiencial.

Creemos que, de manera similar a lo que ocurre en la psicoterapia guest�ltica, una buena parte del valor de la experiencia como m�todo de aprendizaje, en particular si es de tipo l�dico y no amenazante, radica en la posibilidad que da al individuo de �darse cuenta� de c�mo se siente y/o c�mo act�a en algunas situaciones, a la vez que puede reconocer su propio potencial, sin estimular, como ya lo dijimos, las resistencias generadas usualmente en otros ambientes.

En la vivencia, en el juego acertadamente estructurado y bien dirigido, dentro de un ambiente propicio (e independientemente de su �complejidad�), el individuo act�a con mayor espontaneidad, se comporta m�s como realmente �es�, que como suele actuar o como cree que �deber�a ser� (suposici�n probablemente establecida por el grupo social, por su familia, por la organizaci�n). Este tipo de �juego� o din�mica constituye, adicionalmente, una invitaci�n al individuo a �arriesgarse� a mirar desde otras perspectivas, a actuar de maneras diferentes a las usuales. Adem�s, ofrece una oportunidad de trabajar con �el aqu� y el �ahora� y generar cambios reales.

Cabe resaltar aqu� que no creemos en el viejo adagio de �la letra con sangre entra�. Es bien sabido que las situaciones amenazantes para el individuo, las actitudes hostiles, las exigencias excesivas, suelen generar miedos y resistencias; con miedo es m�s dif�cil reflexionar y aprender y resulta entonces m�s f�cil aferrarse a lo conocido, seguir igual, no cambiar�.

Dentro del aprendizaje experiencial se destaca el Aprendizaje Experiencial al Aire Libre (del ingl�s �outdoors learning�), poderosa herramienta de capacitaci�n, desarrollo y mejoramiento utilizada en empresas e instituciones de todo el mundo y cuyo desarrollo ha sido liderado por instituciones como �Project Adventure� en los Estados Unidos de Am�rica, y el �European Institute for Outdoor Adventure Education and Experiential Learning�. �sta es una de las m�s completas metodolog�as de aprendizaje, pues combina lo l�dico, la superaci�n de obst�culos, la actividad f�sica, el trabajo corporal, el contacto con la naturaleza, el trabajo grupal y procesos de reflexi�n, conceptualizaci�n y aplicaci�n de lo aprendido a la vida diaria. A pesar del car�cter l�dico de esta metodolog�a, en este profundo an�lisis y contextualizaci�n est� su diferencia principal con la recreaci�n, que tiene sus propias e importantes aplicaciones tambi�n.

No obstante el gran valor y utilidad del aprendizaje experiencial al aire libre, consideramos hoy que es posible obtener resultados similares con otras formas de aprendizaje experiencial, de m�s sencilla aplicaci�n y menores costos y, por tanto m�s accesibles a diversos tipos de grupos e individuos, independientemente de su tama�o y capacidad de inversi�n (en tiempo, energ�a, recursos, etc.). Por esta raz�n, continuaremos refiri�ndonos aqu� al aprendizaje experiencial en general.

 

3. El Ciclo del Aprendizaje Experiencial

 

Este ciclo ha sido descrito ampliamente por autores como David Kolb y Chris Argirys, y explica claramente el proceso mediante el cual una experiencia puede llegar a producir un nuevo conocimiento o aprendizaje, que es estable en el tiempo y se traduce en nuevos comportamientos en las actividades del individuo. Este ciclo se compone de las siguientes cuatro fases:

1. LA EXPERIENCIA �������������������������� ������� La actividad o vivencia

 

2. OBSERVACI�N Y REFLEXI�N��������� ������� �Qu� pas�?

 

3. CONCEPTUALIZACI�N������������������ ������� Eso significa ...

 

4. APLICACI�N��������������������������������� ������� �Y ahora qu�?

 

Las fases 2, 3 y 4 constituyen el �procesamiento� (en ingl�s el �debrief�) de la actividad, que es uno de los ejes del aprendizaje experiencial.

El aprendizaje experiencial se basa en el supuesto de que el conocimiento se crea a trav�s de la transformaci�n provocada por la experiencia concreta, la cual es trasladada a una conceptualizaci�n abstracta y �sta a su vez es probada activamente a trav�s de nuevas experiencias. (Fuente: Foro virtual LEARNET � Comunidad virtual en teleinformaci�n - www.comminit.com/la/teoriasdecambio).

El comienzo del ciclo siempre es pr�ctico: actuar, hacer algo, para despu�s poder explorar sobre la base real. Esta exploraci�n - apropiadamente guiada - proporciona informaci�n de calidad. Dicha informaci�n estructurada y secuenciada forma la base de una nueva comprensi�n pr�ctica y operativa de la situaci�n. Esta nueva comprensi�n, a su vez, constituye una nueva base a partir de la que actuar y as� vuelve a comenzar el ciclo de aprendizaje y cambio (Fuente: http://www.sctsystemic.com).

 

4. ��Elementos B�sicos del Aprendizaje Experiencial

 

En �ste tipo de aprendizaje interviene un amplio n�mero de elementos, relacionados unos con la esencia misma de la metodolog�a y otros con el manejo del proceso, cuyo adecuado manejo es decisivo para garantizar su riqueza y efectividad.

A continuaci�n se describen brevemente los elementos b�sicos y se plantean algunas consideraciones para su buen manejo:

4.1. Establecimiento de Objetivos y Dise�o del Programa

 

Como todo buen facilitador/a sabe, el �xito (o fracaso) de cualquier programa empieza a construirse desde los primeros contactos con el cliente. Son elementos decisivos: una adecuada investigaci�n de necesidades y caracter�sticas del grupo objetivo; un conocimiento del entorno, una mirada integral al sistema cliente; un dise�o conjunto, que responda a tales necesidades y caracter�sticas; una buena ubicaci�n del contexto del cual hace parte la intervenci�n, y un claro acuerdo sobre el tipo de trabajo a realizar, sus objetivos, alcance y requerimientos.

4.2. ��El Contrato Psicol�gico

Consiste en el establecimiento de �reglas del juego� y metas de aprendizaje grupales e individuales, para que el grupo pueda ir m�s all� de �pasar un buen rato juntos�. Busca constituir el taller en un espacio educativo seguro y efectivo y el grupo en una �comunidad de aprendizaje�. Normalmente se efect�a al inicio del taller, con base en los aportes y la expl�cita aprobaci�n y compromiso de todos los participantes y el facilitador/a. Usualmente, es conveniente que este contrato permanezca a la vista de todos a lo largo del taller, recordando a todos (quiz�s sutilmente) los compromisos adquiridos al aprobarlo.

Para ser completo y efectivo, un contrato debe considerar, como m�nimo, los siguientes elementos:

o        Cuidado de la seguridad f�sica y emocional de todos los participantes.

o        Creaci�n y mantenimiento de un ambiente propicio.

o        Tipo de comunicaci�n requerida y/o aceptada.

o        Actitudes deseadas hacia el aprendizaje, los compa�eros, el facilitador/a y las actividades.

o        Metas espec�ficas de aprendizaje que el grupo se fija, en coherencia y/o m�s all� de las establecidas en el contrato con los directivos de la entidad.

 

Creemos que, aunque hay diferentes maneras de construir un contrato entre participantes y facilitador/a, el iniciar intervenciones sin el establecimiento de unas reglas del juego, o con la participaci�n de s�lo una parte del grupo en la construcci�n y aprobaci�n de las mismas, es arriesgarse al fracaso o a la aparici�n de conductas disociadoras que pueden afectar el clima de trabajo y los aportes de los participantes, dificultando as� el logro de los objetivos.

4.3. Manejo del Ambiente y del Grupo

El �xito del taller depende en gran medida del ambiente en que �ste se desarrolle y, como ya lo mencionamos, tal ambiente empieza a crearse desde el momento mismo en que se hace el acuerdo inicial con el �cliente�. Es m�s f�cil construir un buen clima si el cliente est� realmente interesado en el taller y dispuesto a aceptar y utilizar positivamente lo que de �ste resulte, si los participantes vienen con gusto y saben a qu� vienen o tienen al menos una expectativa positiva, y si el lugar donde se realiza el evento es c�modo y agradable.

A partir de la llegada al sitio donde se realiza el taller, la generaci�n de un buen ambiente obedece b�sicamente al trabajo del facilitador/a: la presentaci�n que haga de s� mismo (�un facilitador/a� vs �el experto�) y del taller (un espacio de construcci�n colectiva sobre un tema importante para todos vs un espacio para mostrar sus conocimientos); su actitud personal hacia cada uno de los participantes (empat�a y respeto vs distancia y descalificaci�n sutil); su habilidad para �leer�, conducir, integrar al grupo y facilitar el desarrollo de sinergias, as� como para manejar a los participantes y/o situaciones dif�ciles; la claridad de las reglas del juego establecidas y su habilidad para �hacerlas cumplir� y, finalmente, la definici�n con el grupo de metas de aprendizaje claras y concretas, que le den un sentido al evento y promuevan la participaci�n activa de todos en la b�squeda de alcanzarlas.

Consideramos que el ambiente �ideal� es el que denominamos un ambiente seguro de aprendizaje� y desde el inicio del taller invitamos a todo el grupo a construirlo y mantenerlo, obteniendo siempre una excelente respuesta a esta invitaci�n. Definimos este ambiente como aqu�l en el cual:

o              cada participante puede comportarse en el taller tal como �es�, sin necesidad de ponerse alg�n tipo de m�scara...

o              las opiniones y aportes de todos tienen el mismo valor; todos son escuchados; todos respetan y son respetados

o              es posible dar y recibir; pedir y obtener; entender y no entender; estar de acuerdo y no estarlo; saber o buscar saber...

Por otra parte, es importante tener en cuenta que muchas de las actividades que se realizan en el aprendizaje experiencial pueden implicar riesgos f�sicos y/o emocionales (de diversos grados) para los participantes y es tarea primordial del facilitador/a cuidar la seguridad de todos y disminuir al m�ximo tales riesgos.

Con el fin de evitar riesgos emocionales innecesarios (algunas veces es precisamente un impacto psicol�gico profundo lo que se requiere generar), el facilitador/a debe promover en cada participante la confianza, en s� mismo y en los dem�s; dar y propiciar el reconocimiento de manera sincera y generosa; estimular la comunicaci�n entre todos, y calcular los riesgos, temores y posibilidades de �xito.

En relaci�n con el cuidado de la seguridad f�sica de todos los participantes, deben tenerse en cuenta: las condiciones de los participantes; el uso de elementos en buen estado, de vestuario y calzado apropiados y de elementos de protecci�n en caso necesario; el tener cuidado con los �ensayos� de nuevos ejercicios, en especial de aquellos que puedan implicar especiales riegos f�sicos o emocionales, y el contar con personal de apoyo en caso necesario. Y lo m�s importante: lograr el compromiso de todo el grupo con el cuidado mutuo y el mantenimiento de un ambiente seguro, tanto a nivel f�sico como a nivel emocional.

Un aspecto decisivo en el mantenimiento de un ambiente propicio para el aprendizaje y en la obtenci�n de resultados satisfactorios, est� relacionado con lo que los expertos en �outdoors learning� llaman el �reto por opci�n�. Este implica que cada participante debe tener en todo momento la posibilidad de escoger su propio nivel de involucramiento o participaci�n en cada actividad, de medir hasta qu� punto salirse de su �zona de comodidad�, y esta opci�n debe ser respetada por el facilitador/a y por el grupo. No obstante, es conveniente a la vez no permitir que alguien se margine, as� como desarrollar la habilidad para percibir cu�ndo un participante en particular requiere de un afectuoso y respetuoso �empuj�n�, para arriesgarse, reflexionar sobre s� mismo, actuar, lograr el resultado esperado y obtener al final una positiva sensaci�n de logro, un incremento de su autoestima y mayor confianza en s� mismo y en los dem�s, resultados que suelen constituir de hecho uno de los mayores aportes de esta metodolog�a. El sustento y la forma de presentaci�n del reto por opci�n giran alrededor de expresiones como: �Quien decida meterse a fondo en el taller disfrutar� m�s, aprender� m�s y se llevar� m�s para s� mismo y su trabajo. Quien decida arriesgarse menos, disfrutar� menos, aprender� menos y se llevar� menos, para s� mismo y su trabajo�.

Lamentablemente, hemos escuchado con mucha frecuencia quejas de organizaciones y personas que se han sentido vulneradas, amenazadas y/o maltratadas como participantes en talleres con metodolog�a experiencial. Algunos �facilitadores� parecen dar poca importancia al sentir de los participantes o parecen creer que por estar �dirigiendo� al grupo tienen derecho a exigir la participaci�n total, en las actividades que ellos determinen y en la forma en que lo consideren. Creemos que esto no s�lo no contribuye al logro de un buen aprendizaje, sino que puede constituir un verdadero irrespeto a las personas, absolutamente incoherente con la �tica de la facilitaci�n. Adem�s, estas experiencias negativas comentadas de una persona a otra, de una organizaci�n a otra hacen que muchos rechacen esta valiosa metodolog�a.

4. 4. El Procesamiento

Este es uno de los ejes de la metodolog�a; la parte de la actividad que permite convertir la experiencia en aprendizajes y cambios comportamentales e ir m�s all� del rato de encuentro y diversi�n. Consiste en un proceso de reflexi�n que se realiza despu�s de cada ejercicio, cuyo objetivo es hacer concreto, evidente y �palpable� lo aprendido y estimular compromisos de cambio personales y/o grupales.

En el aprendizaje experiencial pueden utilizarse diversas formas y niveles de procesamiento, de acuerdo con las caracter�sticas y necesidades del grupo, los objetivos buscados en el taller, lo ocurrido en una determinada actividad y el nivel de experiencia del facilitador/a. Los niveles de procesamiento van desde el �simple� examen de los hechos y los sentimientos vividos por el grupo en general durante la actividad y luego la conexi�n de estos con la vida real, hasta crecientes niveles de profundidad que conduzcan a una honda introspecci�n personal; a la conexi�n de la actividad con eventos, situaciones huellas, etc. importantes en la vida del individuo, y a la disposici�n a hacer cambios trascendentes que representen un crecimiento personal significativo. Tambi�n a nivel colectivo pueden realizarse reflexiones m�s profundas y que impliquen compromisos de cambio cada vez m�s importantes.

El procesamiento de las actividades puede hacerse a trav�s de el di�logo, la reflexi�n individual en silencio, la reflexi�n escrita, el dibujo y/o la escenificaci�n, siendo el di�logo la forma m�s sencilla y com�n. Por otra parte, es frecuente encontrar que, de acuerdo con las caracter�sticas�� del facilitador/a (conocimientos, experiencias, enfoque, intereses personales), el procesamiento puede hacer m�s �nfasis en uno de los siguientes aspectos: lo conceptual, el �darse cuenta� individual, lo pragm�tico, etc.

Por lo general, un buen procesamiento se caracteriza por:

o              Se efect�a inmediatamente despu�s de la actividad, de ser posible en el mismo lugar.

 

o              Es efectuado por el grupo, con la participaci�n de todos y guiado por el facilitador/a. Una parte esencial de cualquier metodolog�a vivencial es el mantener hasta el final a cada persona activa, aportando, sacando de s� misma y no simplemente recibiendo observaciones o �peque�as conferencias� por parte del facilitador/a (o de alguno de los miembros del grupo), lo que puede adem�s producir un �bloqueo� de la actividad creativa e introspectiva del participante.

 

o              Culmina, como m�nimo, con el claro reconocimiento de aquellas cosas que merecer�a la pena cambiar e idealmente, con la expresi�n franca de compromisos de cambio.

 

Como hab�amos mencionado anteriormente, en la realizaci�n de un buen procesamiento radica la diferencia principal con las actividades recreativas. Dise�ar o elegir una excelente actividad y administrarla bien, sin efectuar luego un procesamiento, no garantiza el aprendizaje. De esta manera se deja en manos de cada participante la posibilidad o no de hacer su propia reflexi�n, y probablemente ocurre que s�lo algunos la hacen. Adicionalmente, a�n quienes lleven a cabo una buena reflexi�n por su propia cuenta est�n perdiendo la posibilidad de enriquecer �sta en el intercambio de ideas con los dem�s participantes.

Un ejercicio completo de procesamiento se compone de los siguientes elementos, en esta secuencia, que se ajusta al proceso de todo aprendizaje vivencial:

1.     Observaci�n � Reflexi�n : Recordar qu� pas� durante la actividad, �devolver la pel�cula�. Indagar primero hechos y luego sentimientos/emociones asociados.

 

2.     Abstracci�n � Conceptualizaci�n: Considerar el valor de lo vivido para el grupo y/o para cada uno. Expresar qu� se aprendi�. Entender el significado a la luz de conceptos relacionados. (Ejemplo: �esto ocurri� porque el trabajo en equipo permite ...�).

 

3.     Aplicaci�n a la vida real: Buscar conexiones entre lo vivido en el ejercicio y �la vida real�: �pasa lo mismo?, �nos comportamos igual?. Luego, �c�mo se aplica lo aprendido a la vida personal y/o laboral?.

 

4.     Compromiso de cambio: Revisar inicialmente, el desempe�o personal en la actividad (lo positivo y lo negativo, lo que sirvi� y lo que no sirvi�, etc., lo cual suele hacerse en silencio) y proponerse al menos una acci�n concreta de mejoramiento. �Qu� vas a hacer entonces?. El compartir estas respuestas puede ser voluntario. Tambi�n deben buscarse, seg�n el caso, compromiso colectivos de cambio. Ejemplo: �en adelante empezaremos la planeaci�n de cada actividad con el nombramiento de una persona que asigne el turno para hablar�.

 

 

Este proceso de reflexi�n sobre una actividad puede sintetizarse en el siguiente gr�fico:

 


 

4.5. La Administraci�n de los Ejercicios

 

Una adecuada administraci�n de todas las actividades a realizar en un taller, debe contemplar cuatro aspectos b�sicos, que son: la elecci�n, la secuenciaci�n, la presentaci�n y la ejecuci�n.

Para elegir o dise�ar los ejercicios a realizar deben tenerse en cuenta las caracter�sticas del grupo, los objetivos, la disponibilidad de recursos y de tiempo, etc. Incluso las preferencias y habilidades del facilitador/a cuentan. No es una buena idea, por ejemplo, utilizar un �tangram� si el facilitador/a tiene una especial dificultad en resolverlo �l/ella mismo/a. Es importante anotar tambi�n que no necesariamente los ejercicios m�s sofisticados producen los mejores resultados; una sencilla actividad que �toque� directamente el punto cr�tico para el grupo puede producir aprendizajes muy valiosos.

Por otra parte, establecer la secuencia apropiada, es decir, decidir qu� ejercicio debe ir primero y cu�l despu�s, debe responder a las metas, al proceso del grupo, al momento y nivel de exigencia deseado y posible, entre otros aspectos. Suele ser conveniente iniciar con actividades de �calentamiento�, y seguir luego con ejercicios de comunicaci�n, de confianza, de soluci�n de problemas en equipo, etc. algunas veces los participantes se sienten amenazados justamente porque se les pide participar en ejercicios exigentes, desde el punto de vista emocional, cuando en el grupo a�n no se ha generado la suficiente confianza para ello. Por ejemplo, realizar una actividad que requiere un intenso contacto f�sico con personas que acaban de conocerse.

��� Es importante tener en cuenta que gran parte del �xito de las actividades est� en la presentaci�n de �stas al grupo por el facilitador/a. Una buena presentaci�n suele incluir: describir, clarificar reglas, demostrar, verificar (�hay preguntas?), repetir, y, en algunos casos, actuar o �modelar�. En procesos de formaci�n de facilitadores hemos visto con bastante frecuencia una deficiente presentaci�n de las instrucciones de las actividades, que lleva a confusiones, desaciertos, malestar en algunos participantes y disminuci�n de la credibilidad del facilitador/a. Una buena manera de asegurarse de dar las instrucciones en forma apropiada es escribirlas previamente, o mejor a�n, construir la �ficha t�cnica� del ejercicio y pedir a otras personas que la lean y expresen lo que han entendido. Otra estrategia, que es muy �til siempre en todo lo que involucre relaciones interpersonales, es �ponerse en los zapatos del otro�, esto es preguntarse: si yo (facilitador/a) fuese un participante, con determinadas caracter�sticas y conocimiento del asunto, �podr�a comprender qu� es lo que me piden que haga?

Mientras el grupo ejecuta un ejercicio o actividad, el facilitador/a tiene la importante tarea de observar cuidadosamente y �leer� al grupo: �se divierten?, �sufren?, �pelean?, �van por buen camino para lograr el objetivo?, etc. Generalmente, no es aconsejable cambiar las reglas a mitad de camino, pero en caso necesario, pueden hacerse adaptaciones, ser flexible. No debe olvidarse que los ejercicios son un medio para lograr un aprendizaje, no son el objetivo en s�. Creemos que algunas veces lo que un grupo necesita en un determinado momento es alcanzar la meta para recuperar su confianza en su capacidad de logro, mientras que en otras ocasiones ocurre lo contrario y lo que m�s le conviene al grupo es fallar para reconocer que puede mejorar; un buen facilitador/a logra �ajustar� la actividad para facilitar el proceso de avance del grupo.

Finalmente, vale la pena recordar otros dos aspectos de gran valor en la facilitaci�n de actividades y/o talleres de aprendizaje experiencial: el uso de lo l�dico y el uso de las met�foras.

Para nadie es un secreto que las actividades l�dicas facilitan la apertura, espontaneidad, creatividad y disfrute de aquellos que las realizan, posibilitando el actuar con menores tensiones y prejuicios. En esta metodolog�a se confirma claramente la veracidad de aquel refr�n popular que reza: �en la mesa y en el juego se conoce al caballero�. Lo que observamos una y otra vez es que en estos �juegos� las personas se comportan exactamente como son, como lo hacen �en la vida real�, y esto facilita la introspecci�n, el reconocimiento de sus comportamientos y la aplicaci�n de lo aprendido en el juego a sus actividades cotidianas.

En relaci�n con el uso de las met�foras, cabe resaltar que �stas dan un especial sentido a los retos y los �xitos. El lenguaje metaf�rico permite convertir una actividad en una �aventura�, con sus correspondientes implicaciones de riesgo, reto, apertura, gozo, esfuerzo y enfrentamiento de lo desconocido. Las met�foras estimulan la energ�a creadora y el compromiso del grupo y facilitan la asimilaci�n de los aprendizajes; promueven el uso de la intuici�n y generan conexiones adicionales m�s v�vidas y m�s f�ciles de recordar. Adicionalmente, facilitan el establecimiento de ciertas normas y/o restricciones en las actividades, que son entonces mejor recibidas por los participantes.

 

4.6. El/la Facilitador/a en el Aprendizaje Experiencial

 

Coincidimos con Gilberto Brenson y la Fundaci�n Neo-Humanista en que nuestra misi�n como facilitadores es �contribuir con nuestros conocimientos, destrezas y energ�a, a que los seres humanos y los sistemas sociales puedan convivir en paz y trabajar juntos para su mutuo beneficio, bienestar y desarrollo�[1] .

Creemos que el/la facilitador/a de aprendizaje experiencial debe realizar su labor teniendo siempre como marco su misi�n y que debe ser, saber y hacer lo mismo que los buenos facilitadores que trabajan con otras metodolog�as,�� adem�s de conocer, valorar y manejar adecuadamente la metodolog�a vivencial en particular, teniendo en cuenta aspectos como los que se plantean en este documento. Pensamos que para trabajar con esta metodolog�a son caracter�sticas particularmente importantes:

o              profundo inter�s, gusto y experiencia en el manejo de grupos

o              reconocimiento de la sabidur�a y capacidad de cada grupo para impulsar su propio desarrollo y actuaci�n de manera coherente con �sta

o              facilidad para el establecimiento de relaciones interpersonales emp�ticas, respetuosas y de apoyo mutuo, y para promoverlas dentro del grupo

o              creatividad, facilidad para crear y manejar met�foras, flexibilidad, y gusto por el juego y la aventura

 

Finalmente, al igual que para el participante existe el �reto por opci�n�, tambi�n el facilitador/a tiene la posibilidad de �entregarse� totalmente al grupo o no, pero para nosotros es seguro que aquel que m�s se entrega aporta m�s y recibe m�s.

 

5. Referencias

                Argyris, Chris, �Conocimiento para la Acci�n�, Editorial Granica, Barcelona, 1992.

                Bens, Ingrid, �Facilitating Uphill. Intervention Strategies for Challenge Meetings�, Participative Dynamics, Sarasota, Florida, 2003.

                Brenson, Gilberto, y Sarmiento, Mercedes, �Constructivismo Criollo. Una Metodolog�a Facilitadora de Aprendizaje�, Bogot�, 1996. Biblioteca virtual Amauta (www.amauta.org)

                Fundaci�n Neo-Humanista, �Creo del Facilitador�, Biblioteca virtual Amauta, (www.amauta.org)

                Kolb, David y otros, �Psicolog�a de las organizaciones. Experiencias�, Editorial Prentice Hall Hispanoamericana, Mexico, 1977.

                Kolb, David y otros, �Psicolog�a de las organizaciones. Problemas contempor�neos�, Editorial Prentice Hall Hispanoamericana, Madrid, 1977.

                Perls, Fritz, �El Enfoque Guest�ltico. Testimonios de Terapia�, Cuatro Vientos Editorial, Santiago de Chile, 1976.

                Rodas C., Mar�a Bego�a, �El Aprendizaje Experiencial�, Biblioteca virtual Amauta (www.amauta.org).

                Sosa, Sergio F. (compilador), �El Aprendizaje en el Tercer Milenio�, publicaci�n virtual en: www.npe.com.ve, Caracas, 2005.

                Stevens, John O., �El Darse Cuenta. Sentir, Imaginar, Vivenciar. Ejercicios y Experimentos en Terapia Guest�ltica�, Cuatro Vientos Editorial, Santiago de Chile, 1977.

 

En relaci�n con el tema del aprendizaje experiencial al aire libre, recomendamos las publicaciones de Project Adventure, disponibles en la p�gina web: www.pa.org. Tambi�n puede consultarse la p�gina del European Institute for Outdoor Adventure Education and Experiential Learning: www.eioaee.org

 

 

 

 

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�� Fundaci�n Colombiana de Tiempo Libre y Recreaci�n - FUNLIBRE 1988 - 2006

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6 Ximena Combariza Echeverri, Psic�loga de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogot�, con estudios de Especializaci�n en Psicolog�a Cl�nica de la Universidad Complutense de Madrid, formaci�n en Psicoterapia Familiar y Grupal Sist�mica en el Centro Stirpe de Madrid y Altos Estudios en Gesti�n Humana de la Universidad de los Andes de Bogot�. Con once a�os de experiencia como consultora y facilitadora en el campo de la gesti�n humana, como socia y/o asociada a diversas firmas colombianas de consultor�a, entre �stas Misi�n Humana Consultores y Amauta Internacional. Diez a�os de experiencia como Psicoterapeuta y profesora universitaria a nivel de postgrado, en las �reas de Psicolog�a Cl�nica y Gesti�n Humana. Actualmente, Asesora Local del Proyecto Universidad Empresarial de la Agencia Alemana de Cooperaci�n al Desarrollo � GTZ. Miembro de la Asociaci�n Internacional de Facilitadores IAF y Coordinadora local de la red Global Facilitators Service Corps GFSC en Bogot�.

 

[1] Credo del Facilitador, elaborado por la Fundaci�n Neo-Humanista de Colombia, con base en el Credo Internacional del Desarrollo de Sistemas Humanos y Organizacionales de la ODN.